2 DE FEBRERO DE 2010
2º DIA DE RESCATE EN MARTISSANE
Este es el 2º día que estamos en Martissane y sólo hemos podido rescatar a una persona. ¿El motivo?...fácil de comprender...nos han pedido amablemente que nos vayamos porque ya no pueden garantizar nuestra seguridad.
Martissane en uno de los dos barrios mas peligrosos de Puerto Príncipe, y para poder acceder, localizar y trasladar a las víctimas estuvimos acompañados en todo momento de un guía que nos proporcionó el jefe del clan local.
Este día nos acompaña también reporteros de la primera de TVE. En un momento dado, no se muy bien porqué (tal vez el revuelo creado por nuestra presencia), dejamos de estar seguros, hecho por el cual el jefe del clan decide que tenemos que irnos por nuestra seguridad. Así que solo fue una víctima la que pudimos rescatar (me pregunto cuantas quedaron allá arriba).
Este día también hemos visitado a la primera víctima que rescatamos ayer. Su madre nos abrazaba. Le dejamos dos cajas con comida. En la vida se me olvidará la mirada de aquel niño...
Este mismo día vimos como estaban desinfectando el lugar donde días atrás habían permanecido muchas víctimas. Recuerdo a niños y adultos con amputaciones y heridas graves. Me pregunto donde se los llevarían. Me pregunto si alguien, además de mi, los recordará.
Porque es cruel pensar que ya casi no salen noticias de Haití por televisión y que, dentro de un mes, nadie se acordará de ellos, de los que sufrieron en sus propias carnes los efectos del devastador terremoto, y seguirán sufriendo sus efectos durante todas sus vidas.
El ser humano es así de cruel, el grado de sensibilidad y humanidad decrece conforme aumenta la distancia del epicentro.
A sido mi intención salvaguardar la intimidad de mis compañeros de equipo (excepto la mía propia) intentando que no salgan de cara en las fotos que he publicado, espero haberlo conseguido. Si en alguna ocasión no ha sido así, ruego me lo hagáis saber y pido disculpas.
Termino aquí mi crónica de Haití. Me produce dolor recordar la mayoría de las caras que me traje conmigo. Pero no quiero olvidarlas.
Un abrazo a todos.
Paco Chillida.
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1 DE FEBRERO DE 2010
RESCATE EN MARTISANNE
Seguimos viendo el mismo paisaje de destrucción cada día. Hoy, nos dirigiremos a Martisanne, una localidad peligrosa por albergar a una cantidad indeterminada de presos armados que se fugaron de una prisión destruida por efecto del terremoto.
Han solicitado nuestra colaboración unas monjitas de la zona. La faena consiste evacuar a unas víctimas de una zona del barrio de difícil acceso. Nos han dicho que los heridos tienes fracturas de diversa consideración y no pueden bajar por sus propios medios, por lo que si no los bajamos nosotros...no lo hará nadie.
Nuestro primer rescate, un niño de unos diez años con fractura de fémur y deshidratado. Después de que lo trate nuestra doctora, procedemos a bajarlo.
Este es el terreno por el que nos movemos...como podemos.
Nos acompaña un guía del clan que controla el barrio. Es así como se organizan en los barrios. Existe un clan de unas diez o doce personas y un jefe, ellos se encargan de la organización y la seguridad en su zona. En esta ocasión, el jefe del clan nos facilitó un guía con el que estaba permanentemente en contacto por móvil para controlar nuestra seguridad.
La segunda víctima fue una señora también con fractura de pierna que costó, como es lógico, más de bajar.
La tercera y última víctima de ese día fue una chica embarazada y con fractura de pierna. Tuvimos que improvisar y, con medios de fortuna (yo diría que de "mucha fortuna") la bajamos. Utilizamos una carretilla de obra que nos costó un gran esfuerzo llevar hasta el vehículo donde la evacuaríamos al hospital La Paz. En definitiva, una enorme paliza para bajar a tres personas que, estoy seguro de ello, sin nuestra ayuda no hubieran bajado.
Y yo me hago, desde ese día, la misma pregunta: Después de los días que habían pasado desde el terremoto, ¿porqué nadie había pasado por esa zona?, ¿donde estaban los americanos armados hasta los dientes que veíamos todos los días en el aeropuerto internacional?, ¿porqué había tanta ONG y tanto militar armado dentro del aeropuerto y tan pocos fuera, donde estaban los heridos y hambrientos?. Y la última pregunta, la que más me taladra el cerebro: ¿cuantas víctimas que no pudimos bajar por nuestros escasos medios se han quedado allá arriba, tal vez condenadas a no bajar nunca?
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Jueves 11-02-2010
Vuelta a mi mundo. Porque mundos hay muchos, tantos como seres humanos. Después de nuestra odisea en Haití, después de la dureza que ha significado pasar 12 días en Haití, volvemos al trabajo.
Y he de confesaros que ahora se ven las cosas de otra manera. En la guardia del jueves, una olla al fuego y un incendio de contenedor, ni mas ni menos. Os dejo alguna foto. En una de ellas sale un compañero que, pese a que no pasa desapercibido (debido a su gran altura, tanto física como personal), no se prodiga mucho en las fotos. Un saludo para él.
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30 DE ENERO DE 2010
HOSPITAL DE CAMPAÑA EN LEOGANE
Después de dejar concluidos los apuntalamientos de los hospitales de La Paz y King, en Puerto Príncipe, nos requieren para trasladarnos a la localidad de Leogane, a una hora y media al oeste de Puerto Príncipe, donde el terremoto se cebó, alcanzando la destrucción entre un 80 y un 90%, de manera que la imagen es de destrucción total. La población se ha refugiado en campamentos de chabolas construidas con cañas y toldos, en un entorno insalubre, con falta de comida y de agua.
Estuvimos tres días desarrollando esta labor. Es chocante el dato de que el poblado tenía unos 600 habitantes, y en tres días pasaron, aproximadamente, 900 personas. Esto se explica porque se corre la voz entre los vecinos y la gente acude de otros lugares.
Nuestros dos médicos y dos enfermeros tuvieron la ayuda de un médico Haitiano formado en Cuba, una persona que dedicó su tiempo y su esfuerzo de manera desinteresada por ayudar a sus semejantes. Le doy las gracias.
A veces, la desnutrición es tan evidente como en la foto anterior. Es su madre la que tiene que sujetar a la niña, porque no se tiene en pie.
Allí, como en otras muchas zonas, llegan camiones cargados de comida. Se forman interminables colas, empujones, codazos, golpes...exactamente igual que nos ocurriría a nosotros en las mismas circunstancias.
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29 DE ENERO DE 2010
PRIMER DÍA DE TRABAJO
Nuestra toma de contacto con la cruda realidad, a partir de ahora esto es lo que veremos cuando circulemos por las calles de Puerto Príncipe.
Hay barriadas de la ciudad donde la destrucción supera el 80%. Y puedes detectar, por el olor, aquellas ruinas bajo las cuales hay todavía cadáveres (incluso se ve alguno asomando entre ellas).
Los habitantes de Puerto Príncipe se resisten a abandonar las ruinas que hace poco eran sus casas, de manera que viven en la calle, junto a lo que fueron sus hogares, y en muchas ocasiones, bajo esas ruinas, están los cuerpos sin vida de sus familiares.
Nuestra tarea para hoy, apuntalamiento.
Debemos continuar la tarea que nuestros compañeros que ya están cuatro días en el terreno comenzaron, el apuntalamiento de ciertas zonas del Hospital La Paz. Hacemos lo que podemos con los materiales que logramos conseguir en el terreno.
Por hoy termina el trabajo, nos debemos retirar al campamento, en el Aeropuerto Internacional, antes de que anochezca, antes del toque de queda. Me siento mal, porque mientras nosotros nos retiramos a nuestro lugar seguro, en las calles quedan a su suerte las víctimas de esta gran tragedia. Pronto descubriremos que no hay que descuidar la seguridad si queremos realizar nuestra labor.
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27 DE ENERO DE 2010
CAMINO DE JIMANI, FRONTERA CON HAITÍ
Aquí empieza nuestro calvario para llegar a Puerto Príncipe. Negociar el transporte hasta la frontera fue todo un ejercicio de...supervivencia. Lo cierto es que es un poco exagerada la última afirmación, pero el viaje a la estación de la guagua, la doctora y yo, en dos motos conducidas por compañeros bomberos de Santo Domingo, con el tráfico tan caótico, fue toda una aventura.
Luego valoramos la posibilidad de contratar una guagua sólo para nuestro grupo y la carga, pero ante la posibilidad de que nuestro viaje no acabara donde nosotros queríamos, sino en algún descampado y sin dinero ni pertenencias, hizo que optáramos por la guagua de línea, que va más llena, tarda más, pero llega al destino deseado.
La noche en Jimani, frontera con Haití fue fría, y a la mañana siguiente partimos hacia Puerto Príncipe. No sin antes vacunarnos contra la rubeola (nos dijeros que había epidemia). Yo pensaba que tenía todas las vacunas que hay que tener, que son muchas.
La cosa va empeorando, el transporte desde la frontera hasta Puerto Príncipe, algunos la hicimos entre la cabina y el remolque de un camión porque en la cabina solo cabían cuatro personas. Dos frías horas agarrados a lo que podíamos.
Pero por fin llegamos a nuestro campamento en Puerto Príncipe, en el Aeropuerto Internacional, entre los soldados americanos y los ingleses y encima de una pradera plagada de tarántulas.
Al día siguiente iniciaremos nuestro trabajo en Haití, duro trabajo que sin duda ha marcado la vida de todos los que estuvimos allí.
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25 DE ENERO DE 2010
LLEGADA A SANTO DOMINGO
Sin duda ya habíamos salido de España, estábamos en Santo Domingo, y sin saberlo, el mercado de "el pequeño Haití" era un adelanto de lo que nos esperaba.
Gestiones, gestiones y más gestiones, a un ritmo frenético para poder ultimar nuestra partida hacia Haití. No os podéis imaginar la cantidad de llamadas que tuvimos que realizar para poder sacar de la aduana la preciada carga de unos 1500 kilos que nos iba a permitir desarrollar nuestra labor en Puerto Príncipe. Dos días tardamos en poder comenzar nuestra odisea hacia Jimaní, frontera con Haití. Negociar el desaduanaje de la carga, negociar nuestro transporte en guagua a Jimaní, lo que incluyó desplazarse en moto por una ciudad con un tráfico caótico. Intentar, sin éxito, contactar con nuestros compañeros que ya estaban en Puerto Príncipe, para ello comprar chips para nuestros celulares, y un sin fin de asuntos que no nos permitían recuperarnos del viaje de avión desde España.
Mientras tanto nos hospedamos en el cuartel central de bomberos de Santo Domingo. Nuestro trato fue fantástico. Mando un fuerte abrazo a todos los bomberos de allá, en particular a nuestro gran amigo Ovalle.
Por fin podemos partir hacia nuestro ansiado destino. Comienza nuestro viaje en un transporte que, aunque no lo parezca, no será el peor que tengamos. Un viaje de cinco horas y media hasta la frontera.
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Ya estamos en Santo Domingo, escala necesaria en nuestro regreso a España, después de permanecer en "la tierra del caos", es decir Haití, durante 10 días aproximadamente.
Cuando estemos en España, escribiré más sobre este viaje a una zona casi totalmente devastada por el terremoto que dejó muertos, hambrientos, y una población más pobre, si cabe, de lo que eran antes del gran cataclismo.
Tengo muchas cosas que contar, muchas vivencias concentradas en 10 días intensos, frenéticos, donde hemos tenido que luchar contra todo y contra todos.
Desde Santo Domingo, en República Dominicana, os envío un saludo...
Paco Chillida.
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