Cuando me hice bombero me resultó curioso que mis superiores no permitieran que en un mismo turno trabajaran bomberos de una misma familia, o unidos por algún tipo de parentesco: primos, marido y mujer (como, de hecho, tengo algunos compañeros). Con el tiempo he comprendido el porqué de esta regla. Esta tendencia se ha ido relajando con el paso del tiempo, de manera que tengo a un compañero bombero y a su padre trabajando, a veces, el mismo dia en el mismo parque.
Yo pensaba antes (porque hay ocasiones en las que es necesario pensar con esta frialdad) que el motivo era que, en el caso de tener un accidente, las probabilidades de que mueran dos bomberos de una misma familia son, evidentemente, mucho más altas, lo cual representaría una tragedia mucho mayor, si cabe.
Pero ese no es el motivo. El motivo es "la distancia emocional": imaginaos que vamos a un incendio y la vivienda que se quema es la de nuestros padres, que vamos a un accidente de tráfico y vemos que el vehículo siniestrado es el de nuestro hermano...sencillamente después del segundo servicio, no podríamos seguir siendo bomberos porque acabaríamos desquiciados, locos.
La distancia emocial de las víctimas es lo que nos permite poder ejercer este trabajo, ver lo que vemos y no bloquearnos. Porque, al final, todos estamos hechos de la misma pasta, y si no valgan algunos ejemplos de que cuando esa distancia se acorta, la faena se complica:
Se dice que en nuestro trabajo abundan ese tipo de casualidades que por lógica no deberían ocurrir, que la teoría de la probabilidad nos dice que no deberían ocurrir.
Y lo cierto es que a mi, personalmente me han ocurrido dos: una de ellas sucedió al acudir a un accidente de tráfico...al llegar al lugar vi un vehículo que había colisionado contra una farola, y otro cerca de éste, con algunos desperfectos. Nada más ver el primer vehículo me vino a la mente la imagen del coche de mi mejor amigo...mire a la derecha del coche y vi a...mi mejor amigo. Por suerte a él no le había pasado nada, pero yo necesité una infusión tranquilizante. En el segundo caso, fué al dia siguiente de trabajar cuando me llamó mi hermano para contarme que la noche anterior habia tenido un incendio en su casa, pero que logró controlarlo, con quemaduras leves en las plantas de los pies. Si no hubiera logrado controlar el incendio, hubieramos sido mis compañeros y yo los que acudiéramos al siniestro. Mientras me lo contaba se me aceleró el corazón, pero, ¿como habría reaccionado si, durante la noche, hubiera sonado la alarma de incendio y nos hubieran pasado la dirección de la casa de mi hermano?...
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